La Sociedad Americana de Seguridad Industrial (ASIS, por sus siglas en inglés) informó en un reciente sobre los asombrosos resultados de una encuesta efectuada a 331 directores de seguridad de empresas registradas en Estados Unidos. A no ser por la seriedad de la institución que los divulga podría parecer cosa de bromistas: entre las personas consultadas la inversión en seguridad solamente se ha incrementado en 4 por ciento, tomando como punto de partida el mes de septiembre de 2001, cuando sucedieron los ataques terroristas a las Torres Gemelas, el Pentágono y Pennsylvania.
Los sectores de la industria en los que el gasto sería más elevado pertenecen a la denominada ?infraestructura crítica? (transporte, energía, servicios financieros, telecomunicaciones, tecnología de la información y seguridad social). Aunque parezca obvio, es necesario observar que la gran mayoría de tales empresas mantienen estrechas relaciones con los gobiernos o pertenecen a ellos. Por lo tanto deben adaptarse a una normativa de creciente rigurosidad. Por ejemplo ?y aunque el reporte no lo indique de manera explícita- estos resultados deben estar influidos por decisiones tales como la de incorporar sistemas de defensa antimisiles a las aeronaves de líneas comerciales.
Los resultados de este sondeo son espeluznantes, por lo que nos dicen sobre la percepción del empresariado: en un país que durante los dos últimos años ha participado en igual número de conflictos bélicos, y que ha sido objeto del ataque terrorista más letal de la historia, el sector privado cree que el riesgo para ellos es bajo.
Porque de eso se trata. Es una cuestión de percepciones. Daniel Kropp, presidente de ASIS, declaró que no es posible juzgar en términos generales si la inversión en seguridad por parte de la empresa privada es adecuada. Esto, indicó, solamente puede hacerse ?al compararla contra el nivel de las amenazas y el grado de los riesgos afrontados por una compañía en una industria individual de una localidad seleccionada?. Si esto es verdad, ¿cuál fue el sentido de hacer la encuesta?
Si las grandes empresas estadounidenses no muestran una abierta disposición a invertir en seguridad es porque no perciben un riesgo inminente para la continuidad de sus negocios. Esto pone en evidencia las diferencias de enfoque sobre una misma realidad. Dime en lo que gastas y te diré qué crees: por un lado aparece el Gobierno de Bush, que solamente el año pasado llevó el presupuesto ordinario en seguridad interna a 37,7 millardos de dólares, casi el doble de lo registrado en 2002. Por el otro está el sector empresarial estadounidense, con la disposición que ya conocemos. En otros términos, los representantes del sector privado todavía no compran aquello de la ?guerra contra el terrorismo?. Es como si no fuera con ellos.
Los resultados de este estudio de ASIS son consistentes con otro efectuado periódicamente por la publicación Securitymagazine. Las áreas de inversión en seguridad, indicó la revista, van encaminadas a contrarrestar las vulnerabilidades (investigación del nuevo personal, equipos de vigilancia, resguardo de la información sensible, etc.) y al mantenimiento de las tecnologías ya adquiridas.
Por eso llama la atención el resultado del la encuesta que consignamos en este mismo boletín. De 211 participantes el 93,7% expresó a Segured.com una voluntad firme a hacer gastos en seguridad para el año que comienza. Está claro que no hablamos de un estudio concienzudo, pero si tomamos en cuenta que la gran mayoría de nuestros visitantes proceden de la comunidad hispana podríamos concluir que estamos ante una nueva disparidad en las percepciones de riesgo con relación al conglomerado empresarial estadonidense. Decía Gavin de Becker: ?No hay una verdad objetiva sobre el riesgo; solamente tu verdad?.