JOHN PAIN
Associated Press
MIAMI – El individuo abatido a tiros en un avión procedente de Colombia que había aterrizado en Miami al parecer sufría de una enfermedad mental, y la esposa gritó eso a los guardias que lo perseguían, relataron testigos.
Poco antes de subir a un avión rumbo a Orlando el miércoles, un hombre se levantó de repente de su asiento y corrió por el pasillo del aparato, seguido por su esposa y un individuo con una camisa hawaiana, según los testigos.
«Es mi esposo, mi esposo», gritó la mujer según un pasajero.
La persecución terminó poco después en una pista del aeropuerto internacional de Miami, cuando las autoridades dijeron que el individuo, Rigoberto Alpízar, nacido en Costa Rica, pareció tratar de sacar algo de su bolsa y fue baleado por el hombre de la camisa hawaiana y otro individuo, que eran ambos guardias de seguridad vestidos de civil.
En Costa Rica, los familiares de Alpízar dijeron que desconocían que sufría de una enfermedad mental.
Dos hermanos y el padre de Alpízar manifestaron a la prensa que no sabían nada sobre el mal que padecía su familiar, aunque indicaron que lo veían unas dos veces cada año.
«Esto ha sido muy impactante, estamos muy tristes y no tenemos explicación de por qué pasó eso. Sobre lo que dicen de la enfermedad, honestamente no sé si él tenía algún problema», dijo al canal 7 de televisión su hermano Rolando, quien vive en una barriada al sur de la capital.
Aclaró que Rigoberto era «una persona muy honesta, muy trabajador, responsable y no sé porqué la policía actuó de forma tan violenta».
Según Rolando, evalúan la posibilidad de solicitar alguna explicación a través del gobierno, aunque «ahora no, no puedo, estamos consternados».
Su padre, Carlos Alpízar, un agricultor de 72 años que radica en Golfito, en la zona sur costarricense, recordó que Rigoberto «no pasaba 15 días sin llamarlo» y que en julio pasado vino al país para llevarlo al médico por un posible mal cardíaco.
El presidente Abel Pacheco, quien es psiquiatra, dijo el jueves estar dolido por lo que sucedió y apoyó la versión de que Alpízar padeciera alguna enfermedad mental.
«Ahí (Estados Unidos) no es jugando la cosa… viven un estado de histeria colectiva y si la policía dice al suelo, es al suelo, nosotros presentaremos una petición de investigación aunque ya casi me imagino lo que nos explicarán», expresó el mandatario al programa radial Nuestra Voz.
El canciller costarricense Roberto Tovar manifestó que intentarán tener más detalles sobre lo sucedido para evaluar si es necesario dar algún tipo de apoyo a la familia, como por ejemplo para el traslado del cuerpo.
En Miami, James E. Bauer, un agente a cargo de la oficina del Servicio Federal de Guardias para la Seguridad Aérea, informó que antes de salir del avión, el pasajero «emitió amenazas que incluyeron una frase acerca de que tenía una bomba».
Sin embargo, no se encontró bomba alguna y los funcionarios federales dijeron luego que no había vínculo alguno con el terrorismo. Los testigos dijeron que la esposa, Anna, trató de explicar frenéticamente que el individuo era maníaco-depresivo y no había tomado su medicina.
«La mujer dijo que ella era la culpable, que el individuo era bipolar», dijo Mike Beshears, un pasajero del vuelo 924 que trabaja en Orlando. «El estaba enfermo y ella lo había convencido de que tomara el avión».
Es la primera vez desde el 11 de septiembre del 2001 que un guardia de la seguridad aérea dispara un arma de fuego contra un pasajero o un sospechoso, dijo el vocero del Servicio Nacional de Seguridad, Brian Doyle.
Un vocero de los guardias, Dave Adams, confirmó el jueves que había dos guardias a bordo del aparato y que ambos habían disparado contra Alpízar.
«Pensaron que su vida estaba en peligro», dijo Adams a un programa televisivo nacional. «Fue un caso que seguía todos los cánones y ellos actuaron de manera instintiva basados en su entrenamiento».
Los funcionarios declinaron decir cuántos balazos recibió Alpízar, pero los pasajeros dijeron haber escuchado entre cuatro y seis disparos.