P. LONG y C. BUCKLEY / The Herald ST. PETERSBURGAyer, mientras sus defensores gritaban y saltaban de alegría y sus abogados luchaban por contener las lágrimas, un hombre de St. Petersburg salió en libertad, después que se logró demostrar su inocencia utilizando su propia ADN, y una prueba perdida durante mucho tiempo. Llevaba preso casi 25 años.
Luego que un juez pronunció las palabras mágicas, »Usted es un hombre libre», Alan Crotzer, de 45 años, se convirtió en la quinta persona de la Florida en ser exonerado tras emplearse una prueba de ADN, según el proyecto Iniciativa de Inocencia de la Florida, cuyo objetivo es hacer pruebas genéticas para revocar sentencias injustamente impuestas. Su liberación ocurre también en un momento en que los legisladores de la Florida están considerando extender o abolir una fecha tope para el mes de julio para aceptar reclamaciones por ADN.
Crotzer, un hombre delgado y de hablar pausado, pasó sus primeros instantes de libertad aprendiendo a utilizar un teléfono celular, y abrir la puerta de una habitación de hotel con una tarjeta programada, tecnologías que no existían alrededor de 1981, el año en que un jurado, compuesto sólo por blancos, deliberó durante una hora antes de sentenciarlo a 130 años de prisión. De igual modo, Crotzer se dio el lujo de un baño en una bañera, algo con lo que sólo pudo soñar en los últimos 24 años de su vida.
»Tuve la bendición de tener a todas estas personas luchando por sacarme de la cárcel, porque sabían que yo no había hecho nada malo», dijo Crotzer, visiblemente emocionado en una fiesta que se organizó para celebrar su libertad. «Estoy muy agradecido por ello. No siento ninguna amargura».
En julio de 1981, Crotzer y dos hermanos, Douglas y Corlenzo James, fueron condenados por haber robado a una familia de Tampa utilizando una escopeta con cañón recortado. Douglas James y Crotzer fueron también hallados culpables de secuestro y de haber violado a la mujer de 38 años y su hija de 12 de la familia asaltada. Una de las víctimas señaló a Crotzer en una fila de sospechosos que armó la policía, y el jurado estuvo de acuerdo con la fiscalía , que presentó a Crotzer como el cabecilla de los delitos cometidos.
En dos ocasiones, Crotzer solicitó se analizara su ADN contra las muestras tomadas de las víctimas, pero la petición fue rechazada las dos veces.
Por último, el hombre se puso en contacto con el Proyecto Inocencia, cuyas oficinas principales están en Nueva York, y en el 2003 se encargó de investigar el caso. David Menschel encabezó el equipo de defensa pro bono de Crotzer.