ERIKA BOLSTAD
The Miami Herald
El año pasado el jefe de la policía de Fort Lauderdale estaba a punto de perder su puesto. Las tasas de crimen habían subido y la moral estaba por el suelo porque las posiciones para patrulleros y detectives no se llenaban, al igual que los puestos en la crucial división de mantenimiento de récords del departamento.
Con las cifras delictivas un 18 por ciento por encima de los niveles del 2004 en los primeros cuatro meses del 2005, el año pasado el administrador de la ciudad estudió las cifras y decidió que había que hacer algo.
Y así fue. Seis meses después de que la ciudad recibiera un reporte bastante crítico de su departamento de policía, el delito cayó 5 por ciento y el departamento hizo un significativo adelanto.
»Estamos frente a un cambio de cultura dentro de toda la organización», declaró a los comisionados el administrador de la ciudad, George Gretsas, en un informe la semana pasada. «Si esto fuera un equipo de béisbol, estaríamos ganando juegos pero aún no estamos en la Serie Mundial. Los cambios de cultura dentro de una organización no ocurren de la noche a la mañana».
Ahora el puesto del jefe de la policía Bruce Roberts no está en peligro, en parte debido al trabajo que se ha hecho para enfrentar algunos de los problemas más grandes del departamento: llenar las posiciones vacantes, restructurar el equipo de la dirección y ser más expedito en resolver la cuestión del delito.
»Estamos optimistas», afirmó Roberts. «En el futuro va a estar mejor».
Hasta cierto punto el departamento simplemente está regresando a la forma en que operaba antes de que una crisis de presupuesto al principio de la década lo obligara a congelar los empleos, dejando a la policía con pocos recursos.
Pero el año pasado, prometiendo lidiar con la crisis fiscal del municipio y el problema del crimen, el administrador municipal colocó 13 posiciones nuevas para policías en su presupuesto, un lujo que se hizo posible debido a los altos costos de la propiedad que le dio a la ciudad algunos ingresos extra de impuestos. Desde el informe del pasado verano, el progreso del departamento incluye:
• Contratación de policías. Desde julio 2005, el departamento ha empleado 80 policías nuevos, reduciendo las posiciones vacantes a 12.
• Más administradores. El departamento restituyó seis posiciones de tenientes, lo que trajo más supervisión de patrulleros. También agregaron un detective para el turno de la noche, a fin de que los crímenes pudieran ser investigados cuando ocurren, no al siguiente día.
• Análisis de delitos. Uno de los principales hallazgos del informe fue que el departamento debe analizar las estadísticas del crimen y determinar su giro más rápidamente. Todos los días los policías reciben un reporte actualizado de la peor categoría de crímenes para que sepan cuál es la dirección. Igualmente, el equipo de comando ahora se reúne semanalmente para estudiar los reportes de crímenes. Esto estimula una identificación más rápida de los »lugares críticos» donde ocurren los delitos y permite una planificación rápida para atrapar a los delincuentes, dijo Roberts.
El departamento también reformó su equipo táctico, que se dirige a esos puntos de más crimen. El escuadrón –un capitán, dos sargentos y 14 policías– fue especialmente seleccionado y comenzó a trabajar en agosto. Hasta ahora ha funcionado bien, apuntó Roberts.
»Si vemos que varios robos han ocurrido en cierto barrio la unidad táctica comienza a trabajar en esa área y agarrar a los sospechosos», expresó Roberts.
Los policías de táctica trabajan en crímenes crónicos y específicos, como robo de automóviles, dijo su supervisor, el capitán Bobby Carter. A veces trabajan bajo cubierta. En una ocasión el equipo táctico siguió a un sospechoso por 19 horas, luego lo descubrió robándose un auto. Resultó que el hombre era responsable de cientos de robos de autos en los condados de Broward y Miami-Dade