Eta tensionó a España
Quienquiera sea el vencedor va a tener que lidiar con una opinión pública dividida y maleable ante las oleadas del terrorismo.
Tras el atentado perpetrado por Eta el pasado 30 de diciembre en el aeropuerto de Barajas, España se ha su-mido en un intenso debate que puso en calzas prietas al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, acosado por la oposición del Partido Popular, que preside Mariano Rajoy, el candidato derrotado en 2004 a consecuencia de los atentados de marzo contra el Metro de Madrid. Y aunque no hay duda de que existe un acuerdo básico contra el terrorismo, con el respaldo de toda la sociedad española cuando ha debido enfrentar a la criminal banda separatista vasca, quedan muchos interrogantes sobre sus repercusiones en la política de la Madre Patria, sobre todo ante las anunciadas elecciones autonómicas y municipales, previstas para el próximo 27 de mayo.
La división de los partidos llegó ayer a los editoriales de los dos diarios más prestigiosos de la Nación, El País, afín al PSOE, y El Mundo, próximo al PP, que coincidieron en exigir de los partidos que se proporcionen para definir una estrategia de guerra contra Eta, pero marcaron distancia en la interpretación del atentado y las reacciones que lo sucedieron. El País señaló que “si los dirigentes del Partido Popular fueran más inteligentes, no sólo aceptarían participar en la reunión de todos los grupos parlamentarios que promueve el gobierno, sino que renunciarían a colocar ahora en primer plano los reproches a Zapatero”, por no haber previsto la amenaza y por la tardanza para declarar que el proceso de paz “es insalvable”. Por su parte, El Mundo aseguró que “al presidente del Gobierno no le deben doler prendas en reconocer que se equivocó, puesto que seguramente lo hizo de buena fe, y cuanto antes dé ese paso, mejor para todos. Por lo que se refiere al PP, lo lógico sería que su ejecutiva hiciera un ofrecimiento al Gobierno para volver al Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo”, actitud en la que ha sido reticente pues aduce que el gobierno no es claro en indicar los términos del pacto.
La agresividad del Partido Popular es consecuencia esperable de las heridas que le dejó el PSOE tras los atentados de Al Qaeda el 11 de marzo de 2004, tres días antes de las elecciones presidenciales, acontecimiento que el PSOE –que todas las encuestas pronosticaban perdedor- y entonces sin esperanzas, aprovechó para desprestigiar al gobierno del presidente Aznar porque en sus primeras declaraciones señaló a Eta como responsable de los ataques. La habilidad de la oposición le permitió revertir la tendencia de la opinión pública, hasta el punto de dar una clara victoria al PSOE, bajo el liderato de Rodríguez Zapatero, cuyo gobierno ha profundizado la división de los partidos en el tema que marca la política española: la lucha contra el terrorismo.
Si algún motivo nos ha acercado a la gestión del expresidente Aznar, líder indiscutido del PP, es su contundente enfoque sobre la lucha contra el terrorismo, así como nos ha aproximado al expresidente Felipe González, del PSOE, su cercanía con América Latina y su liderato en la modernización de España. Por eso, para EL MUNDO fue una decepción la decisión del gobierno del presidente Rodríguez Zapatero de abandonar la alianza con Estados Unidos y Gran Bretaña en Irak, sobre todo después de que los españoles hubieran sufrido el terrorismo fundamentalista, decisión que marcó el viraje del nuevo gobierno español en esta materia. La ruptura interna llegó con la resolución parlamentaria de 2005, que autorizó al Gobierno a reanudar acercamientos con Eta, previo el cumplimiento del reclamo de cese el fuego. El Partido Popular no sólo se apartó de esta determinación sino que aumentó sus actividades a favor de las víctimas del terrorismo, a las que puso en primer plano del debate político español, como expresión de su rechazo a que se hicieran concesiones de cualquier tipo, inclusive jurídicas, a los responsables de su situación..
A pesar, pues, del caldeado clima, existe optimismo por la posibilidad de que los partidos accedan a renovar el pacto antiterrorista del año 2000, al que incluso invitarían al Partido Nacionalista Vasco, que entonces no fue admitido en el acuerdo que condujo a la ilegalización de Batasuna y a la mayor actividad policiva y judicial contra Eta. Que alcanzar el liderato del pacto dará una señal sobre quién tendrá el protagonismo en la política española en los meses por venir, se reconoce en la batalla que libran los partidos por proponer los temas y la forma de renovar el compromiso contra el terrorismo. Mariano Rajoy, tras la reunión del Ejecutivo de su partido, puso sus condiciones al exigir que habrá pacto si Eta pierde toda esperanza de que va a recibir “algún precio” por dejar de matar; Batasuna es excluida de las municipales mientras exista la banda terrorista, y la sociedad da pleno apoyo al Fiscal General del Estado y las fuerzas de seguridad. Los portavoces del gobierno, por su parte, han llamado a plenaria de Congreso para acordar los términos de la nueva fase de lucha contra el terrorismo.
La agitación de la política española va a tener sus consecuencias más importantes en las elecciones convocadas para el 27 de mayo. Quienquiera sea el vencedor va a tener que lidiar con una opinión pública dividida y maleable ante las oleadas del terrorismo, un reto de mayor cuantía para los partidos dominantes en el escenario político de la Madre Patria y para el que esperamos tengan serenidad y cohesión.
Editorial del Diario El Mundo(Colombia)