Trabajar en seguridad exige una buena dosis de resistencia a la frustración.
Por muy previsivo que seamos, y por preparado que estemos ante contingencias, existen grandes probabilidades que las cosas salgan mal. Es por ello quizás, que los triunfos de la seguridad se celebran siempre, por muy pequeños que estos sean.Sin embargo, no todos estamos configurados para trabajar en un terreno minado por el fracaso y muchos menos, preparados para sobreponernos a él y sacar de la experiencia nuevos y positivos aprendizajes.
A esta capacidad de imponerse a la adversidad se le ha dado en llamar resiliencia y es uno de los términos más empleados hoy en las escuelas de liderazgo.
En el mundo de la física, la resiliencia es un atributo de algunos materiales, que les permite temporalmente deformarse para absorber presiones o impactos, para luego restaurarse a su estado original cuando se dejan de aplicar las fuerzas que lo afectan. Algo parecido a una esponja o a una pelota de goma.
Los individuos y las organizaciones que operan bajo conductas resilientes son altamente efectivas en la gestión de riesgos, sobretodo en entornos complejos, cargados de incertidumbre y adversidad, y al igual que la previsión, los modelos mentales resilientes están caracterizados por algunas competencias muy especiales que valen la pena estudiar, porque en ellas pueden haber respuestas para una mejor seguridad. Voy a describir las cinco que considero principales, aunque existen otras derivadas que quizás ustedes identifiquen en sus organizaciones.
* Inteligencia emocional:se trata de la habilidad para percibir, evaluar y expresar emociones adecuadamente. La gente de seguridad debe ser emocionalmente madura para afrontar las situaciones difíciles o adversas a las que esta profesión obliga. Un gerente de seguridad con baja inteligencia emocional se va a “fracturar” en momentos de presión, dejando a su organización vulnerable en escenarios de crisis.
* Inteligencia práctica:es la capacidad para resolver problemas y aprender de la propia experiencia, sacando beneficios de los errores. La seguridad demanda que las situaciones fuera de lo normal se atiendan y resuelvan con prontitud y con el mínimo de complicaciones. Es un trabajo para la gente “cero rollos”.
* Inteligencia social:se refiere a la habilidad para establecerlazos afectivos con las personas del entorno. La seguridad exige la cooperación permanente, así como, llevarse bien con todos los niveles, tanto desde dentro como de fuera de la organización.Para lograrlo, el gerente está obligado a establecer vínculos con las personas, sin que esto signifique bajar la guardia frente a violaciones de las normas. La gente de seguridad “cara de perro” o que no cree en el valor de la amistad, sencillamente no puede ser resiliente.
* Autoeficacia:esta es la competencia de la valoración y el autoestima. Es el sentimiento sobre sí mismo acerca de las capacidades para encarar una situación difícil. No pueden haber gerentes de seguridad deprimidos, pesimistas o negativos. Si alguna profesión demanda buen humor, ánimo y visión positiva de la realidad es esta. No se trata de vivir en la tierra de la fantasía, es suficiente con mirar el lado medio lleno del vaso.
* Disciplina personal: la seguridad lleva implícita el cumplimiento de una misión. Entre las competencias de más peso en la seguridad están los pensamientos y conductas orientadas a lograr los objetivos trazados. Para el gerente de seguridad es clave entender que no es posible postergar las tareas o dejar asuntos abiertos o sin resolver. Todo trabajo de seguridad demanda un reporte de cierre. Cada caso inconcluso es una vulnerabilidad abierta para la organización.
En mis años de experiencia puedo decirles que no resulta fácil conseguir personas dotadas con modelos mentales resilientes. Sin embargo, la buena noticia es que todas estas competencias son desarrollables en corto tiempo. Existen actualmente estudios de nivel superior especializados en la formación de líderes con mentes altamente resilientes. La dirección estratégica de las organizaciones debe entender que nos movemos cada vez con mayor rapidez e intensidad a escenarios más complejos, adversos e inciertos, lo que exige un reposicionamiento del gerente de seguridad frente a estas nuevas realidades. Ignorarlo o dejarlo para el futuro es arriesgar el éxito y pagar un precio muy alto.
Fuente: el-nacional.com, @seguritips