Han transcurrido más de cien días desde que enVenezuela no se vende ni un dólar a través de las entidades financieras. Un mecanismo más severo que el impuestorecientemente en Argentina, a través del denominado “corralito”. Fuentes policiales han advertido aSegured.com que esta situación está generando una “demanda acumulada” dedivisas, que solamente es solventable acudiendo al mercado negro. El riesgo de que las empresas venezolanassean utilizadas para la legitimación de capitales, también conocida como lavadode dinero, se incrementa con el pasar de los días.
El blanqueo de dinero es definido como el conjuntode procedimientos aplicados para ocultar el origen ilícito de los recursosmonetarios. Es una actividadgeneralmente asociada con las organizaciones criminales dedicadas a la ventailegal de drogas, armas, vehículos robados, especies prohibidas y otros delitosque generan vastas ganancias. LaOrganización de Naciones Unidas estima que la industria de la droga movilizaanualmente alrededor de 400 millardos de dólares. El objetivo final de quien maneja tales recursos es utilizar alsistema financiero, no solo para maquillar su origen delictivo, sino parafacilitar su reinversión en otras empresas, dentro o fuera del marco legal.
Los mecanismos para la prevención y el control allavado de dinero, promovidos a través de entidades como el Grupo de Tarea deAcción Financiera (Fatf) y la Red de Combate a los Crímenes Financieros(FinCen) se sustentan en la homogenización de los procedimientos destinados aconocer el origen de los fondos así como la persona (jurídica o natural) que sehace responsable de ellos ante las entidades bancarias. Son mecanismos basados en un principio debuena fe, esencial en toda relación económica. Pero en ninguna de tales recomendaciones se señala que el Estado debeconservar el monopolio de los dólares, pues eso resultaría atentatorio para laslibertades económicas.
Los voceros empresariales venezolanos han advertidoque el 80 por ciento de los bienes procesados por la industria nacional sonadquiridos en el exterior, mayoritariamente en dólares. El impedimento de obtener la divisaestadounidense mediante los mecanismos legales obligará al empresariado abuscar alternativas no tradicionales, sean éstas paralegales o abiertamentedelictivas. De lo contrario, suscompañías se paralizarán. O lo que eslo mismo, perecerán.
Estamos ante la paradoja de un país de economíacapitalista sometido a restricciones propias de economías altamentecontroladas. Las condiciones estándadas para una oleada de corrupción. Estas son, siguiendo el esquema de Robert Klitgaard, la sumatoria delmonopolio en el poder y la discrecionalidad menos el valor de laresponsabilidad. Mientras que los dólaressean adquiridos en el mercado negro, floreciente en el triángulo deMaicao-Aruba-Falcón, en la isla de Margarita o en las ciudades de Valencia yMaiquetía, los empresarios naturalmente deberán destinar un porcentaje a lacoima para el funcionario aduanero o policial, tal y como sucedía en la antiguaUnión Soviética y en la Cuba actual. Pero al cambiar la situación y estabilizarse la actividad de la Comisiónde Administración de Divisas (Cadivi), se generará un nuevo foco de actividadilegal, debido a la enorme demanda de servicios represada en ese despacho.
Ya Venezuela tiene dos precedentes importantes en lamateria: en los ochentas las irregularidades del Régimen de Cambio Diferencialfueron calculadas en 32 millardos de dólares. Posteriormente, en el segundo gobierno de Rafael Caldera, fue instauradala Oficina Técnica de Administración Cambiaria, con resultados igualmentebochornosos. A veces la historiapareciera correr en vano.
Links de interés