El negocio de matar por encargo
Esta mortal y antigua práctica viene de la antigua Roma donde los asesinos por encargo, debajo de sus capotes, cubrían la Sicae o daga pequeña, por lo cual recibieron su nombre: ¨Sicarii¨ significaba hombre-daga. Esta peligrosa modalidad la veníamos advirtiendo en varios artículos el año pasado. Durante los dos últimos años se han producido más de 15 casos de ajuste de cuentas en la ciudad.
Los sicarios son asesinos que matan por encargo o contrato, estos actúan con una innata y asombrosa sangre fría, no importándoles las personas que puedan estar alrededor de sus victimas y a plena luz del día. Sus intereses son puramente económicos, ellos brindan sus mortales servicios al mejor postor.
Estos delincuentes tienen un entrenamiento especializado o son algunos malos elementos que pertenecieron a las fuerzas armadas o policiales, de allí la pericia y frialdad que tienen para ejecutar sus asesinatos. Es indudable que la cada ves más floreciente industria del narcotráfico y del crimen organizado en el país ha traído consigo la modalidad del sicariato.
En la selva y algunas provincias eran prácticas comunes desde años atrás, sin embargo, desde el año 2006, vienen actuando en la ciudad. El caso más emblemático fue el del vocal Hernán Saturno Vergara, asesinado dentro de un restaurante a pocas cuadras del Palacio de Justicia, o el caso de Morí Soto alias «shevaco» procesado por narcotráfico que fue asesinado saliendo de un restaurante a una cuadra del penal de San Jorge.
En ambos casos llegaron 2 sujetos en una motocicleta. Los sicarios profesionales vienen, por lo general, de fuera del país. Cumplen su encargo y se van, haciendo muy difícil la investigación. Habitualmente detrás de un asesinato por encargo hay un grupo de narcotraficantes que castigan con la muerte alguna traición, pero también se da en algunos casos por infidelidad, deudas o por pura venganza.
Un caso que demuestra el menosprecio por la vida humana por parte de estos asesinos es el del ciudadano dominicano cuyo cuerpo fue encontrado el 21 de julio descuartizado cerca del cementerio presbítero maestro. Sin lugar a dudas, los asesinos colombianos son los grandes especialistas y hoy también los mexicanos. Incluso, hace poco se descubrió un centro de entrenamiento de sicarios en baja California, México.
Habrá que redoblar esfuerzos para capturar a las cabezas de estas organizaciones delictivas que están generando pánico con su accionar. Si bien no estamos al nivel de las cifras de otros países como México, Colombia o Brasil, la continuidad de asesinatos bajo esa modalidad en la ciudad son bastante preocupantes.
Se debe poner un mayor énfasis en la labor de inteligencia policial para detectar a estos grupos de asesinos que operan en la ciudad, y los operadores de la justicia en el país deben sancionar con las penas más severas este tipo de delitos.