Desde 1999 se comenzó a reportar secuestros de corta duración, llamados express, relacionados todos ellos con el robo del vehículo de la víctima.
Todas las organizaciones dedicadas al robo y al hurto de vehículos están compartimentadas. Cada miembro cumple un rol especial: los encargados de cometer el robo, o sea apoderarse del bien, casi siempre jóvenes con intenciones de obtener una plusvalía en su trabajo. En principio despojaban a sus víctimas de las prendas y del dinero en efectivo. Posteriormente, las obligaban a transitar por cajeros para hacer retiros de efectivo. Pero querían más, e idearon llamar a sus familiares a fin de exigirles una cantidad de dinero por la liberación de la persona, convirtiendo el delito de robo en un secuestro. En muchas de las oportunidades, este delito no es denunciado como tal por temor a las represalias que puedan tener las víctimas Esta situación incrementa la cifra negra de nuestro país.
El delito de secuestro ha adquirido una alta impunidad. Se cumple entonces el axioma criminológico: a mayor impunidad, mayor frecuencia del delito.