Madrid (dpa) – La temporada de huracanes del Atlántico rompió en 2005 todos los récords y los pronósticos meteorológicos predicen otra igual o peor para 2006. El número de tormentas de categoría 4 y 5 (entre 210 y 249 km/h o más) se ha casi duplicado en los últimos 35 años,0 y la tendencia es creciente. Así lo afirma la agencia meteorológica norteamericana NOAA.
La lista de 26 tormentas tropicales en 2005 incluyó 13 que se transformaron en huracanes de fuerza superior a 3, uno de los cuales, el «Wilma», de categoría 5 (la máxima), fue el más fuerte jamás registrado en la historia de la meteorología, con vientos que llegaron hasta los 340 kilómetros por hora.
En previsión, la NOAA anunció que su pronóstico para la temporada de tormentas tropicales en 2006, que comienza el 1 de junio, lo adelantará al mes de mayo, para que los posibles damnificados tomen las precauciones necesarias.
La agencia instó a la población de las zonas que puedan verse afectadas por huracanes a tomar medidas para precaverse, dado que la temporada 2006 puede ser tanto o más fuerte que la de este año.
«Sin duda, 2005 fue la temporada de huracanes más devastadora que Estados Unidos haya experimentado en tiempos modernos», dijo Konrad C.Lautenbacher, jefe de la NOAA.
«Me gustaría predecir que el próximo año será más calmado, pero no puedo. Las tendencias históricas dicen que los registros atmosféricos y las temperaturas del agua probablemente nos dejen caer otra temporada activa», añadió.
La temporada 2005, según la NOAA, fue la tercera más activa registrada después de las de 1950 y 1995 y marcaría el comienzo de una nueva era de incrementada actividad de huracanes sobre el Atlántico. La actividad de los ciclones tropicales en la cuenca del Atlántico ha estado por encima de lo normal desde 1995 y podría continuar así durante otros diez años o más, como resultado de ciclos naturales en las pautas del clima tropical cerca del ecuador, que duran varias décadas (de 20 a 30 años, o aún más).
El Atlántico Norte, según la NOAA, experimenta décadas alternantes (20 a 30 años o más) de temporadas de huracanes por encima o por debajo de lo normal. Entre 1970 y 1994, se desplegó una era multi- décadas de huracanes bajo lo normal.
El incremento de la actividad de huracanes desde 1995 es producto de este modelo y «no está relacionado con el calentamiendo del clima por efecto de los gases de efecto invernadero», subrayó la NOAA.
La cuenca del Atlántico, según los meteorólogos norteamericanos, se halla en una fase activa del actual ciclo, en que condiciones óptimas en el océano y la atmósfera, incluyendo temperaturas superficiales superiores al promedio y abundancia de vientos bajos, incrementan la actividad de los huracanes. Desde 2002, el sur de Estados Unidos ha sufrido por temporada un promedio de siete tormentas o huracanes tierra adentro, y se espera que continúe así.
Evidencia de esto es el hecho de que la cuenca del Atlántico produjo en 2005 el equivalente a dos temporadas enteras de huracanes en el curso de una sola. El «Wilma» agotó la lista de 21 nombres previstos y se debió comenzar a emplear letras del alfabeto griego para denominar las tormentas tropicales que le siguieron. Era la primera vez que sucedía esto desde que, en 1953, se comenzó a dar nombres a estos fenómenos.