Tras 115 muertes, retornó la calma a Sao Paulo

Mientras la normalidad empieza a volver a Sao Paulo, la ciudad más grande de Brasil, las autoridades del estado dieron a conocer el saldo de cuatro días de violencia que estremeció a la ciudad.
Según datos oficiales por lo menos 115 personas murieron en acciones que se iniciaron con motines en las cárceles de Sao Paulo.
Según la información disponible, en las 24 horas que pasaron entre el medio día del lunes y el medio día del martes, las bandas de delincuentes dieron muerte a un policía.
En el mismo periodo, la policía mató a 33 sospechosos de pertenecer al Primer Comando de la Capital (PCC), la banda criminal acusada de haber orquestado la violencia.
Según el corresponsal de la BBC en Sao Paulo, Steve Kingstone, grupos de derechos humanos se han mostrado incómodos con las últimas informaciones porque al principio mostraron simpatía por la policía pero «ahora dicen que los atentados que se dieron contra las fuerzas del orden no se pueden tomar como una licencia para matar».
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Pero en lo que concierne a la normalización de la rutina ciudadana, el transporte público, por ejemplo, volvió a funcionar y los negocios volvieron a abrir.
Las revueltas que se habían desatado en 70 prisiones del estado también acabaron.
Las autoridades negaron las versiones en la prensa local de que habían hecho un pacto con los encarcelados líderes del PCC.
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El gobernador del estado, Claudio Lembo, desechó de plano la acusación, afirmando que «no se harían concesiones» a los criminales.
Demandas
De acuerdo con los medios informativos brasileños, los líderes del PCC llamaron a sus miembros fuera de las prisiones y les dieron órdenes de poner fin a la violencia, tras haberse reunido con un alto oficial de la policía.
La prensa afirma que las demandas de los prisioneros incluían un mayor número de visitas conyugales y televisores para mirar el Mundial de Fútbol, además de garantías de que la policía militar no coparía las cárceles para poner fin a los motines.
Pero el gobierno insiste en que fueron sus fuerzas de seguridad las que pusieron bajo control la situación.
Durante la noche del lunes, oficiales fuertemente armados vigilaban distintos puestos a lo largo de Sao Paulo, una urbe de más de 18 millones de personas.
El grueso de la violencia ocurrió durante el fin de semana, cuando estaciones policiales, patrullas y hasta agentes de franco fueron atacados por criminales portando ametralladoras, machetes y bombas de fabricación casera.

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