El primer deber de quienes aspiramos a un cargo de elección popular para elevar la calidad de vida de la ciudadanía es aprender, estudiar, documentarnos. En otros lugares del mundo se han logrado verdaderos milagros al conseguir que ciudades hostiles se hayan convertido en modelos de convivencia prósperos y humanos.
Fue el caso de Nueva York años atrás; pero tenemos mucho más cerca un ejemplo todavía más drástico: la ciudad colombiana de Medellín. Tuvimos ocasión de visitarla recientemente para documentarnos y conocer de primera mano cómo se pudo operar un cambio que resulta increíble para muchos.
Medellín está experimentando una transformación extraordinaria. Si bien fue conocida durante la década de los 80 y buena parte de los 90 como la ciudad más violenta del mundo a causa del narcotráfico, en la actualidad está mostrando su verdadera cara de una ciudad amable, trabajadora, humana que se perfila para la vida, los negocios y el turismo.
En 2010 fue considerada por el Consejo Nacional de Competitividad como el Municipio con la mejor calidad de vida de Colombia. Adicionalmente el mismo año subió del puesto 22 al 15 en el ranking de las mejores ciudades para hacer negocios en América Latina, según la revista América Economía.
La expresión máxima de la voluntad de cambio se dio en las elecciones de 2003, cuando por primera vez su tradicionalmente conservadora población voto por una alternativa ciudadana para la alcaldía. La llegada al poder de una nueva propuesta política encarnada en los alcaldes Sergio Fajardo (2004-2007) y Alonso Salazar (2008-2011) puso en marcha un novedoso modelo de gestión municipal, que ha sido capaz de cambiarle la cara a la ciudad en tan solo 7 años. Este modelo, llamado por sus creadores «Modelo de Desarrollo Integral».
El objetivo es proporcionarles a los habitantes oportunidades y espacios de alta calidad para desarrollar un proyecto de vida satisfactorio como ciudadanos.
Es clave la incorporación de la juventud en la sociedad a través de opciones de estudio, trabajo y recreación, hacerles ver que «hay oportunidades» y hacerlos recobrar la confianza en el Estado así como su sentido de pertenencia en la sociedad.
La estrategia Medellín Mas Segura: juntos si podemos, entiende las alianzas publico-privadas mas allá de la simple provisión de servicios de seguridad considera al sector privado y a la sociedad civil como socios en la planificación estratégica en la prevención y reducción del crimen.
En síntesis, se orienta a recuperar territorios para la seguridad y la convivencia y promover la consolidación de relaciones y tejido social, por encima de la protección de intereses específicos o particulares. La consolidación de la alianza social por la seguridad y convivencia, implica la recuperación del principio de solidaridad: personas naturales o jurídicas que tienen posibilidades económicas para gestionar su seguridad, apoyan o financian la seguridad de otros lugares, que por sus características socioeconómicas, no están en capacidad de hacer lo propio.
No solamente aprendimos de este espíritu; sino de hechos y acciones concretas que tradujeron los buenos propósitos en hechos que llamaron la atención de la opinión pública mundial.
Si Medellín pudo, Baruta con más razón. Nuestro municipio tiene un enorme potencial y la enorme voluntad de sus ciudadanos. Comienza un proyecto lleno de entusiasmo y destinado al éxito.
Presidente del Concejo Municipal de Baruta
Twitter: DavidUzcategui