Datos y cifras sobre la pena de muerte

Datos y cifras sobre la pena de muerte
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1. Países abolicionistas y retencionistas
2. Hacia la abolición a escala mundial
3. Iniciativas para el restablecimiento de la pena capital.
4. Sentencias de muerte y ejecuciones
5. La aplicación de la pena de muerte a los menores
6. El argumento de la disuasión
7. El efecto de la abolición en los índices de criminalidad
8. Acuerdos internacionales para la abolición de la pena de muerte
9. Ejecución de inocentes
10. La pena de muerte en EE.UU.
Lista de países abolicionistas y retencionistas
Métodos de pena de muerte
Pena de muerte en el Catecismo de la Iglesia Católica
Pena de muerte: ética y política
1. Países abolicionistas y retencionistas
Más de la mitad de los países del mundo han abolido la pena de muerte en su legislación o en la práctica.
Según la última información de que dispone Amnistía Internacional:
63 países y territorios han abolido la pena de muerte para todos los delitos;
16 países han abolido la pena de muerte para todos los delitos excepto los más graves, como los cometidos en tiempo de guerra;
A 25 países se les puede considerar como abolicionistas de hecho: mantienen en su legislación la pena de muerte pero no han llevado a cabo ninguna ejecución en los últimos 10 años o más.
Esto supone un total de 104 países que han abolido la pena de muerte en su legislación o en la práctica.
Otros 91 países retienen y utilizan la pena de muerte, pero el número real de países que ejecutan presos a lo largo de un año concreto es mucho menor (véase infra).
2. Hacia la abolición a escala mundial
Desde 1976, una media de más de dos países al año ha abolido la pena de muerte en su legislación o, habiéndola abolido para delitos comunes, han procedido también a abolirla para todos los delitos.
Desde 1990, más de 25 países y territorios han abolido la pena de muerte para delitos comunes o para todos los delitos. Entre ellos figuran países de África (Angola, Mauricio, Mozambique y Sudáfrica, por ejemplo), América Latina (Paraguay), Asia (Camboya, Hong Kong y Nepal), Europa (Azerbaiyán, Estonia, Georgia, España, Grecia, Moldavia, Polonia, Rumanía), y el Pacífico (Nueva Zelanda).
3. Iniciativas para el restablecimiento de la pena capital.
Una vez que se ha abolido la pena de muerte, rara vez se restablece. Desde 1985, más de 35 países han abolido la pena de muerte en su legislación o, después de haberla abolido previamente para delitos comunes, han procedido a abolirla para todos los delitos. Durante este mismo periodo, sólo 4 países abolicionistas han restablecido la pena de muerte. Uno de ellos SNepalS la ha vuelto a abolir desde entonces, y en los otros tres no se ha llevado a cabo ejecución alguna (Gambia, Papúa Nueva Guinea, Filipinas).
4. Sentencias de muerte y ejecuciones
Según la información recopilada por la organización, en 1997 se ejecutó al menos a 2.375 presos en 40 países y 3.707 fueron condenados a muerte en 69 países. Estas cifras corresponden sólo a los casos que conoce Amnistía Internacional; las cifras reales son sin duda más elevadas.
Como en años precedentes, la mayoría de las ejecuciones registradas se produjeron en un pequeño número de países. Según los informes recibidos por Amnistía Internacional,
en China se llevaron a cabo 1.644 ejecuciones,
en Irán 143, y 122
en Arabia Saudí.
en los Estados Unidos el número de ejecuciones ascendió a 74 en 1997.
Solamente estos cuatro países han representado el 84% de todas las ejecuciones que la organización ha registrado en todo el mundo en 1997.
Las ejecuciones conocidas en otros países oscilan entre 1 y 35. Amnistía Internacional ha recibido informes de numerosas ejecuciones en Iraq pero no ha podido confirmar la mayoría de éstos ni facilitar una cifra exacta.
5. La aplicación de la pena de muerte a los menores
Los tratados internaciones para la protección de los derechos humanos prohíben condenar a muerte a toda persona menor de 18 años en el momento de cometer el delito. Tanto el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos como la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño incluyen disposiciones a este efecto. Más de 100 países disponen de leyes que excluyen específicamente la ejecución de menores o se espera de ellos que así lo hagan, ya que son partes de uno u otro de los tratados anteriormente citados. Sin embargo, un pequeño número de países sigue ejecutando a delincuentes menores de edad.
Según los informes, desde 1990, 6 países han ejecutado a presos que eran menores de 18 años en el momento del delito Irán, Nigeria, Pakistán, Arabia Saudí, EE.UU. y Yemen. La mayoría de las ejecuciones de delincuentes juveniles de las que se tiene conocimiento se produjeron en EE.UU. (6 desde 1990).
6. El argumento de la disuasión
Los estudios científicos realizados en torno a la pena de muerte no han podido nunca encontrar pruebas convincentes que demuestren que la pena capital tiene más poder disuasorio que otros castigos. El último estudio acerca de la relación entre la pena de muerte y los índices de homicidios, elaborado por la ONU en 1988 y actualizado en 1996, llegaba a la siguiente conclusión: *Esta investigación no ha podido aportar una demostración científica de que las ejecuciones tengan un mayor poder disuasorio que la reclusión perpetua. Y no es probable que se logre tal demostración. Las pruebas en su conjunto siguen sin proporcionar un apoyo positivo a la hipótesis de la disuasión
7. El efecto de la abolición en los índices de criminalidad
En el estudio de la ONU citado anteriormente, al analizarse los datos sobre la relación entre los cambios en la aplicación de la pena de muerte y los índices de criminalidad, se dice: *El hecho de que todas las pruebas continúen apuntando en la misma dirección es un argumento convincente a priori de que los países no necesitan temer cambios súbitos y graves en la curva de la delincuencia si reducen su confianza en la pena de muerte
Las cifras más recientes recopiladas en países donde no existe la pena capital no demuestran que la abolición haya producido efectos negativos en la sociedad. En Canadá, por ejemplo, el índice de homicidios por 100.000 habitantes descendió del 3,09 en 1975, un año antes de la abolición de la pena de muerte para el delito de asesinato, hasta el 2,41 en 1980, y desde entonces ha permanecido relativamente estable. En 1993, 17 años después de quedar abolida la pena capital, el índice de homicidios era del 2,19 por 100.000 habitantes, un 27 por ciento inferior al de 1975. El número total de homicidios sobre los que se informó en el país descendió en 1993 por segundo año consecutivo.
8. Acuerdos internacionales para la abolición de la pena de muerte
Una de las más importantes novedades registradas en los últimos años en relación con este asunto ha sido la adopción de tratados internacionales mediante los que los Estados se han comprometido a no recurrir a la pena capital. Actualmente son tres los tratados vigentes en este sentido:
El Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, relativo a la abolición de la pena de muerte, que ya han ratificado 32 Estados. Otros 4 Estados han firmado el Protocolo, lo que indica su intención de ser Estados parte en el futuro.
El Sexto Protocolo del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos, referente a la abolición de la pena de muerte, que ya han ratificado 27 Estados europeos y han firmado otros 5.
El Protocolo de la Convención Americana sobre Derechos Humanos para Abolir la Pena de Muerte, que ha sido ratificado por 4 Estados americanos y firmado por otros 3.
El Sexto Protocolo del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos, referente a la abolición de la pena de muerte, es un acuerdo para abolir la pena capital en tiempo de paz. Los otros dos protocolos aspiran a la abolición total de la pena de muerte, aunque permite a los Estados que así lo deseen mantener la pena máxima en tiempo de guerra como castigo excepcional.
9. Ejecución de inocentes
Mientras siga vigente la pena de muerte, el riesgo de ejecutar inocentes no podrá evitarse nunca.
Según un estudio realizado en 1987, 350 personas condenadas a muerte en los Estados Unidos por delitos punibles con la pena capital entre 1900 y 1985 eran inocentes de los cargos que se les habían imputado. Parte de ellos se libraron de ser ejecutados en el último momento, pero 23 fueron al final ajusticiados.
Un informe del Congreso de los Estados Unidos elaborado por el Subcomité de la Cámara sobre Derechos Civiles y Constitucionales, publicado en octubre de 1993, enumeraba los nombres de 48 hombres condenados a muerte que desde 1972 habían salido en libertad de los corredores de la muerte de las cárceles estadounidenses. El informe culpaba de la situación a las inadecuadas salvaguardias legales para evitar ejecuciones erróneas y detallaba numerosas deficiencias inherentes del sistema de justicia penal. El informe concluía: A juzgar por la experiencia anterior, un número importante de condenados a muerte son en realidad inocentes, y existe un gran riesgo de que algunos de ellos sean ejecutados
10. La pena de muerte en EE.UU.
En 1997 se ejecutó en los Estados Unidos a 74 presos, con lo que se eleva ya a 432 el número total de ejecutados desde que en 1977 se volvió a implantar la pena de muerte.
A fines de 1997, más de 3.300 presos estaban condenados a muerte.
Actualmente, 38 del los 50 estados de EE.UU. incluyen en su legislación la pena de muerte; la legislación federal civil y militar de los EE.UU. también establece la pena de muerte.

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