Emboscaron a dos militares y un ex DAS que realizarían captura en Venezuela

Jorge Enrique Díaz, ex director del DAS en Norte de Santander, tenía fama de ser un hombre recto y decidido a combatir a los grupos armados en la región, pero pronto ese prestigio se desvaneció. En Bogotá, sus superiores consideraron pobre su desempeño, y en Cúcuta, a donde había llegado en diciembre de 2000, crecían los rumores sobre sus vínculos con los paramilitares que tomaban fuerza en la ciudad.
En abril de 2002, Jorge Aurelio Noguera, Director General del DAS, recibió quejas sobre Díaz, de funcionarios de la seccional de Cúcuta. No sólo lo denunciaban por maltrato al personal, sino que lo acusaban de no hacer nada contra la delincuencia que azotaba la región.
El 1° de mayo de ese año, Díaz fue retirado del cargo y, desde entonces, nada se volvió a saber de él.
Pero, el pasado 17 de abril, autoridades venezolanas reportaron desde La Fría, estado de Táchira, a las autoridades en Cúcuta, que habían encontrado dos cadáveres con señales de tortura e identificaciones colombianas. En efecto, los funcionarios colombianos que hicieron el levantamiento de los cadáveres establecieron que eran los cuerpos de Díaz y de José Celis, sargento del Ejército colombiano a quien le habían encomendado la misión de capturar a un importante guerrillero del Eln.
«La idea era capturar a Vargas y traerlo a Cúcuta, como se hizo con Rodrigo Granda.» Oficial del Ejército
Y, aunque en Bogotá, las autoridades dijeron que el suboficial Celis estaba de vacaciones, CAMBIO investigó y estableció que tanto él como Díaz y dos personas más, habían salido de Cúcuta hacia Venezuela el martes 12 de abril, con la misión de capturar a Ramiro Vargas, del comando central del Eln, que al parecer estaba negociando algunas propiedades en la zona. «Quedaba muy complicado decir que el suboficial estaba en esa misión por temor a otra confrontación diplomática con el gobierno de Chávez –le dijo a CAMBIO un oficial que pidió reserva de su nombre–. La idea era capturar a Vargas y traerlo a Cúcuta, como se hizo con Rodrigo Granda. Era el golpe esperado por el Ejército».
Tras la salida del DAS, Díaz inició una carrera arriesgada: vender información al Ejército sobre los cabecillas de la guerrilla que se escondían en poblaciones venezolanas. «Por esa gestión cobraba buen dinero –asegura la fuente–. Y por la captura Vargas le iban a pagar una gruesa suma».
Pero… ¿Por qué Celis terminó muerto y con señales de tortura? Según las investigaciones que se adelantan, Díaz trabajaba con una persona que lo traicionó y lo entregó al Eln. Esta sería la explicación sobre por qué Celis y Díaz fueron emboscados y asesinados cuando estaban tras la captura de Vargas. Según el CTI de la Fiscalía, el cuerpo de Díaz presentaba siete impactos de bala, y el de Celis, uno solo en la cabeza, y señales de tortura. Los cuerpos de las otras dos personas asesinadas en la emboscada seguían el jueves en la morgue de San Cristóbal, capital del Táchira, y, según funcionarios de la Fiscalía, uno de ellos pertenece al de un compañero de Celis en la división de Inteligencia del Ejército, que también hacía parte la comisión para capturar al guerrillero.
Este nuevo episodio indica que el lío diplomático que desató el caso Granda a comienzos de este año no dejó lección alguna. Y aunque en esta oportunidad el asunto no pasó a mayores, la pregunta es si las autoridades colombianas siguen jugando con candela.

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