En la historia del secuestro en la frontera debe considerarse un aspecto importante, que en su momento causó mucha controversia en los medios de comunicación, como fue el Comando Específico José Antonio Páez. Mejor conocido por sus siglas CEJAP. Operó en la zona fronteriza y fue desmantelado a causa de los sucesos de El Amparo. El posterior manejo político consiguió el desmembramiento del grupo y sus integrantes, que estaban cumpliendo una labor de patria, fueron a parar a la cárcel con penas de ocho, diez y doce años.
El CEJAP duró un año, tiempo durante el cual no hubo ni un sólo secuestro. Después de su desaparición, de inmediato se reanudó el delito de secuestro en el municipio Páez del estado Apure. No ha existido ningún organismo de seguridad que haya sido tan efectivo como ése: le dio absoluta protección a la zona, utilizó las mismas estrategias de la guerrilla e integró bajo un sólo comando a todos los organismos de seguridad existentes en el área.
Lamentablemente, fue eliminado por problemas políticos y a raíz de esto comenzó lo que se conoce como “El síndrome de El Amparo”, una especie de adormecedor para las fuerzas militares. Después del CEJAP se acabaron los enfrentamientos con los guerrilleros, la inteligencia y la acción. Esa indefensión jurídica en que está la frontera en estos momentos, además del recuerdo de lo que fue el CEJAP cuando operaba y la venganza de El Amparo, son factores determinantes en la disminución de la operatividad de los militares hasta su mínima expresión. Incluso Venezuela debió cancelar cientos de miles de dólares a los familiares de unos delincuentes que estaban haciendo labores de guerrilla en ese momento.